En nombre de Dios, el nuevo arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos llamó a los gobernantes caminar por la huellas de Jesucristo y actuar con misericordia con el pueblo porque “sufre la pobreza, viviendo en una tierra rica”.
“¿Qué ha pasado, que está pasando, por qué muchos de nuestros hermanos viven en la pobreza y muchos más en la miseria?”, cuestionó.
En la homilía de la celebración eucarística por el inicio de su ministerio episcopal, efectuada en el auditorio Guelaguetza, el pastor de la Iglesia Católica oaxaqueña demandó a los funcionarios ser “buenos administradores de lo que Dios ha puesto en sus manos”, porque la “honesta distribución de los bienes hace posible que se viva mejor en nuestros pueblos”.
Cambiar el rostro de Oaxaca
“¿Cómo han vivido, han hecho a un lado la bondad que Dios ha puesto en sus corazones y ha entrado a vivir en ustedes la maldad?”, inquirió.
Junto al nuncio apostólico, Franco Coppola, el cardenal emérito Juan Sandoval Íñiguez y su antecesor, el ahora arzobispo emérito de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello, subrayó que solamente así se podrá cambiar “el rostro triste de los que sufren pobreza y miseria, por un rostro alegre al tener trabajo y recursos para vivir dignamente”.
“Al pensar en nuestros pueblos, se piensa también en las autoridades, ¿qué hacen, cómo ejercen su autoridad?, encontramos que hay buenas y malas, al mirar el sufrimiento, la pobreza y el desencanto de nuestro pueblo”, insistió.
Sacerdotes, luz en las tinieblas
Ante el gobernador Alejandro Murat Hinojosa y el presidente del Poder Judicial del Estado, Raúl Bolaños Cacho Guzmán, también demandó a los sacerdotes mirarse y tratarse con misericordia, para tenderse la mano y así superar sus debilidades, a fin de seguir siendo luz en este mundo de tinieblas.
De igual manera, requirió a los presbíteros tener misericordia con el pueblo y enseñarle a vivir con misericordia, “para que terminen conflictos y lucha de hermanos, que viven en la misma tierra y tienen los mismos derechos y obligaciones”.
“Trabajemos por la reconciliación y la paz, solamente debemos de pensar en el bien de nuestro pueblos, para que vueltos al Señor transformemos estas realidades de muerte y de pecado”, señaló.
Errores desfigura rostro de la Iglesia
En presencia de unos 40 obispos y arzobispos, reconoció que el rostro de la Iglesia de Cristo se ha desfigurado por los errores cometidos, pero ofreció su compromiso diario por cambiar y así “sea más santa”.
“Seré un fiel servidor de Dios, pero también santificador del pueblo y un pastor preocupado por conducir su rebaño a pastos abundantes y a la fuente del agua viva”, anotó.
El ex obispo de Puerto Escondido también pidió al pueblo ayudarlo con su oración “para que no me deje llevar por los halagos y vivir la fe con sencillez de corazón”, frente a sus “limitaciones, debilidades y miserias”.
“Encomienden a Dios, para que viva como un verdadero pastor, sirviendo a la Iglesia que se me ha confiado, y me mantenga siempre alerta para que el enemigo, el diablo, no me devore”, apuntó.
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